INDAGATORIAS A STINFALE Y BORAGNI         

02/10/2015

La 8º jornada de audiencias del juicio oral se desarrolló en apenas tres horas y media. Apenas pasado el medio día, el Tribunal Oral declaró un cuarto intermedio hasta la próxima audiencia sin mostrar apuro por escuchar la declaración indagatoria de Beraja, que quedó para la próxima.

El motivo para este comportamiento es sencillo: si apuraban el ritmo de las audiencias y escuchaban al ex presidente de DAIA ayer mismo, debían resolver qué hacer con Hugo Anzorreguy, el último de los imputados que queda por declarar.

Lo convocarán a declarar o le reconocerán una condición de demencia que lo haría inimputable. A la espera de definiciones del Cuerpo Médico Forense, todo indica que la próxima audiencia será aún más breve y la última antes de tomar una decisión sobre qué hacer con el ex secretario de la SIDE.

STINFALE PREFIRIO NO DECLARAR

El ex abogado de Telleldín está acusado de haber tenido una participación indispensable en el delito de peculado (malversación de fondos públicos) por colaborar con Ana Boragni en el cobro de una cuota de los cuatrocientos mil dólares que la SIDE pagó por la declaración de Telleldín.

Como se negó a ampliar su indagatoria, se leyó el escrito que presentó ante el juez Lijo durante la instrucción. Allí se consideró inocente y afirmó que desconocía el origen público de los fondos que iban a recibir y que creyó eran del Banco Mayo o de Israel.

BORAGNI SE ANIMÓ A LAS DEFINICIONES

Al borde del llanto, Boragni se apoyó en alguna nota a modo de ayuda memoria para declarar.
Dijo estar pasando un mal momento como producto de su enfermedad y de no saber por qué siguen perseguidos ella, su ex marido y el abogado.

Comenzó señalando que en 1994 “pasó lo que tenía que pasar con esa camioneta”.
Y a partir de ese momento, allanamientos sin orden judicial, interrogatorios, amenazas físicas y abusos contra ella, su grupo familiar y contra empleados de Telleldín, por parte de la Policía Federal, la Bonaerense, los servicios de inteligencia del Mossad, el FBI y la SIDE.

Explicó con detalle los seguimientos constantes, las escuchas telefónicas, los “aprietes” a los que se vio sometida y sus encuentros en confiterías del barrio de Belgrano con personal de SIDE que le dijo que Telleldín iba a cobrar “regalías”, instruyéndola para buscar una caja de seguridad en algún banco.

“A esa altura sólo quería escuchar y estar tranquila. Stinfale me prestaba dinero para comer o para el colectivo; fue totalmente leal a mi ex marido. Yo estaba muy mal”, dijo antes de soltar un insulto contra “las lacras, las basuras de la SIDE… A esa gente no le interesaba nada… Abusaron de todos”.

Describió el primer pago recibido y el operativo que la SIDE desplegó en el interior de la sucursal del Banco. Del mismo modo, recordó que “uno o dos meses después” recibió la segunda cuota pactada con Telleldín, prometiéndole al pagador que nunca repetiría o contaría esto. “Y así hice…”, dijo, antes de recordar que cuando se acercaba el momento de declarar en el juicio anterior, recibió amenazas que le recordaban “seguir la línea marcada: no hablar del pago”.
Recordó el miedo que sintió ante la posibilidad de ser detenida. Los diarios titulaban “Inminente detención de Boragni…”, mientras Telleldín intentaba calmarla: “Tranquila. Para eso me tienen a mi”. 

El día previsto para esa declaración estaba amenazada. “Hice lo mejor que pude con cara de tonta. Tenía que volver a mi casa. Ese día no estaba el gordito vestido de policía que cuidaba la cuadra”.

“No sé qué más quieren ahora? Tengo una enfermedad terminal por todo lo vivido y qué más quieren que diga? … Todos fuimos títeres de un gobierno corrupto y la mierda de la SIDE”, terminó asegurando la mujer que advirtió no acreditar títulos universitarios.